Traducir una visión inspiradora en una estrategia clara es algo en lo que todo líder debe trabajar y seguir trabajando.
En síntesis: la mejor manera de desarrollar nuestra competencia en el liderazgo, no es sólo leyendo libros y yendo a cursos de capacitación, sino aún más a través de la experiencia real y la práctica continua.
Esto no sólo implica las experiencias personales, sino también el aprendizaje a través de las vivencias experimentadas por otros pares imbuidos en prácticas empresariales de variada naturaleza. La capacidad de reflexionar y aprender en un colectivo heterogéneo de emprendedores supera cualquier práctica individual.
Manejar los posibles pequeños traspiés (o fracasos) cotidianos ,y transformarlos en jalones de un camino que conduzca al éxito es parte de la esencia del liderazgo.
Seis áreas de práctica son de particular importancia para el desarrollo de líderes: construir una visión unificadora, desarrollar una estrategia, contratar y motivar a las personas adecuadas, enfocarse en los resultados, en la innovación y liderarse a sí mismos.
Esta última es a menudo, la condición menos desarrollada. Acostumbrados a poner énfasis en la conducción muchas veces nos olvidamos de desarrollar nuestras propias aptitudes y combatir con nuestras posibles debilidades.
Como sea, la clave es no perder perspectiva e incluirnos dentro de la mirada al conjunto, privilegiando nuestra posición y responsabilidad de liderazgo.
Fuente: Harvard Business Review